27 resultados para EDAD MEDIA

em Universidad Politécnica de Madrid


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Robert Willis publica en 1842 un artículo extraordinario sobre la Construcción de las bóvedas en la Edad Media. Hasta entonces, los anticuarios habían imaginado la geometría de las bóvedas en base a mediciones muy generales y al aspecto global. No era fácil medir una bóveda con precisión pues se necesitaban andamios. Sólo en las bóvedas más pequeñas, quizá se pudieron tomar algunas medidas con ayuda de una escalera. Pero hallar la curvatura de los nervios era una tarea dificil que, por otro lado, no parecía preocupar mucho a estos viajeros que visitaron centenares de edificios. Fue Willis el primero en afrontar el problema de forma directa. Su trabajo tenía un objetivo concreto: descubrir los métodos y reglas empleados por los constructores medievales a la hora de proyectar la forma general de las bóvedas (definida por los nervios), así como el corte de las piedras en los puntos más difíciles (el arranque, las claves). Por otra parte, no se trataba de un interés meramente arqueológico. Conocidas las reglas los arquitectos, señala Willis, podrían imitar (con conocimiento y criterio) y no simplemente copiar los edificios medievales.

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Resumen histórico del urbanismo en España

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El arte de la alta edad media y del período románico en España.

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La escalera de caracol es uno de los elementos que mejor define la evolución de la construcción pétrea a lo largo de nuestra historia moderna. El movimiento helicoidal de las piezas de una escalera muestra, con frecuencia, el virtuosismo que alcanzaron los maestros del arte de la cantería y la plasticidad, expresividad y ligereza de sus obras. A pesar de su origen exclusivamente utilitario y de su ubicación secundaria, se convertirán en signo de maestría y en elementos protagonistas del espacio que recorren y de la composición de los edificios, como es el caso de las grande vis de los Châteaux franceses del XVI como Blois, Chateaudun o Chambord o los schlosses alemanes como el de Hartenfels en Torgau. Este protagonismo queda patente en los tratados y manuscritos de cantería, elaborados fundamentalmente en España y Francia, a partir del siglo XVI que recogen un gran número de variantes de escaleras de caracol entre sus folios. Breve historia de la escalera de Caracol Los ejemplos más antiguos conocidos de escaleras de caracol en Occidente provienen de los primeros siglos de nuestra era y están asociados a construcciones de tipo conmemorativo, funerario o civil, romanas. Destaca de entre ellas la columna trajana, construida en el 113 por Apolodoro de Damasco en los Foros de Roma. Esta columna, conservada en la actualidad, fue profusamente representada por los tratados de arquitectura desde el Renacimento como el de Serlio, Caramuel, Piranesi, Rondelet y, más recientemente, Canina. Choisy describe en El arte de construir en Bizancio un grupo de escaleras de caracol cubiertas por bóvedas helicoidales y construidas entre el siglo IV y VIII; a esta misma época pertenecen otras escaleras con bóvedas aparejadas de forma desigual con sillarejos y sillares de pequeño tamaño sin reglas de traba claras, pensadas al igual que las de Choisy para ser revestidas con un mortero. Herederas de estas bóvedas de la antigüedad son las escaleras de caracol de la Edad Media. Así las describe Viollet le Duc: “compuestas por un machón construido en cantería, con caja perimetral circular, bóveda helicoidal construida en piedra sin aparejar, que se apoya en el machón y sobre el paramento circular interior. Estas bóvedas soportan los peldaños en los que las aristas son trazadas siguiendo los radios del círculo”. En esta misma época, siglos XI y XII, se construyen un grupo de escaleras de caracol abovedadas en piedra de cantería vista: las de la torre oeste de Notre Dame des Doms en Avignon, las de la tour de Roi, de Évêque y Bermonde de los Chateaux de Uzés, las gemelas de las torres de la Catedral Saint Théodorit de Uzés y la conocida escalera del transepto de la Abadía de Saint Gilles. Ésta última dará el nombre a uno de los modelos estereotómicos de mayor complejidad del art du trait o arte de la cantería: la vis Saint Gilles, que aparece en la mayoría de los textos dedicados al corte de piedras en España y Francia. La perfección y dificultad de su trazado hizo que, durante siglos, esta escalera de caracol fuera lugar de peregrinación de canteros y se convirtiera en el arquetipo de un modelo representado con profusión en los tratados hasta el siglo XIX. A partir del siglo XIII, será el husillo el tipo de escalera curva que dará respuesta a las intenciones de la arquitectura a la “moderna” o gótica. Estas escaleras con machón central se generalizarán, insertándose en un complejo sistema de circulaciones de servicio, que conectaban por completo, en horizontal y vertical, los edificios. Estos pasadizos horizontales y estas conexiones verticales, hábilmente incorporadas en el espesor de contrafuertes, machones, esquinas, etc, serán una innovación específicamente gótica, como señala Fitchen. La pieza de peldaño, que se fabrica casi “en serie” reflejará fielmente el espíritu racional y funcionalista de la arquitectura gótica. Inicialmente los peldaños serán prismáticos, sin labrar por su cara interior; después, éstos darán paso a escaleras más amables con los helicoides reglados formando su intradós. Insertos en construcciones góticas y en convivencia con husillos, encontramos algunos ejemplos de escaleras abovedadas en el siglo XIII y XIV. Estamos hablando de la escalera de la torre este del Castillo de Maniace en Siracusa, Sicilia y la escalera de la torre norte del transepto de la Catedral de Barcelona. En ambos casos, los caracoles se pueden relacionar con el tipo vis de Saint Gilles, pero incorporan invariantes de la construcción gótica que les hace mantener una relación tipológica y constructiva con los husillos elaborados en la misma época. En la segunda mitad del siglo XV aparecen, vinculadas al ámbito mediterráneo, un conjunto de escaleras en las que el machón central se desplaza transformándose en una moldura perimetral y dejando su lugar a un espacio hueco que permite el paso de la luz. Los tratados manuscritos de cantería que circulan en el XVI y XVII por España recogen el modelo con su denominación: caracol de Mallorca. Varios autores han mantenido la tesis de que el nombre proviene de la escalera situada en la torre noroeste de la Lonja de Palma de Mallorca. Los Manuscritos y tratados de Cantería y las escaleras de caracol Coincidiendo con la apertura intelectual que propicia el Renacimiento se publican algunos tratados de arquitectura que contienen capítulos dedicados al corte de las piedras. El primero de ellos es Le premier tome de l’Architecture de Philibert de L’Orme, publicado en 1567 en Francia. En España tenemos constancia de la existencia de numerosos cuadernos profesionales que circulaban entre los canteros. Varias copias de estos manuscritos han llegado hasta nuestros días. Los más completos son sin duda, las dos copias que se conservan del tratado de arquitectura de Alonso de Vandelvira, una en la Biblioteca Nacional y otra en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y el manuscrito titulado Cerramientos y trazas de Montea de Ginés Martínez de Aranda. Todas estas colecciones de aparejos, con excepción de la atribuida a Pedro de Albiz, presentan trazas de escaleras de caracol. En los siglos XVII y XVIII los textos en España más interesantes para nuestras investigaciones son, como en el XVI, manuscritos que no llegaron a ver la imprenta. Entre ellos destacan De l’art del picapedrer de Joseph Gelabert y el Cuaderno de Arquitectura de Juan de Portor y Castro. Estos dos textos, que contienen varios aparejos de caracoles, están claramente vinculados con la práctica constructiva a diferencia de los textos impresos del XVIII, como los del Padre Tosca o el de Juan García Berruguilla, que dedican algunos capítulos a cortes de Cantería entre los que incluyen trazas de escaleras, pero desde un punto de vista más teórico. Podemos agrupar las trazas recogidas en los manuscritos y tratados en cinco grandes grupos: el caracol de husillo, el caracol de Mallorca, los caracoles abovedados, los caracoles exentos y los caracoles dobles. El husillo, de procedencia gótica, permanece en la mayoría de nuestros textos con diferentes denominaciones: caracol de husillo, caracol de nabo redondo o caracol macho. Se seguirá construyendo con frecuencia durante todo el periodo de la Edad Moderna. Los ejemplares más bellos presentan el intradós labrado formando un helicoide cilíndrico recto como es el caso del husillo del Monasterio de la Vid o el de la Catedral de Salamanca o un helicoide axial recto como en el de la Capilla de la Comunión en la Catedral de Santiago de Compostela. La diferencia estriba en la unión del intradós y el machón central: una amable tangencia en el primer caso o un encuentro marcado por una hélice en el segundo. El segundo tipo de caracol presente en casi todos los autores es el caracol de Mallorca. Vandelvira, Martínez de Aranda, y posteriormente Portor y Castro lo estudian con detenimiento. Gelabert, a mediados del siglo XVII, nos recordará su origen mediterráneo al presentar el que denomina Caracol de ojo abierto. El Caracol de Mallorca también estará presente en colecciones de aparejos como las atribuidas a Alonso de Guardia y Juan de Aguirre, ambas depositadas en la Biblioteca Nacional y en las compilaciones técnicas del siglo XVIII, de fuerte influencia francesa, aunque en este caso ya sin conservar su apelación original. El Caracol que dicen de Mallorca se extiende por todo el territorio peninsular de la mano de los principales maestros de la cantería. Los helicoides labrados con exquisita exactitud, acompañados de armoniosas molduras, servirán de acceso a espacios más representativos como bibliotecas, archivos, salas, etc. Es la escalera de la luz, como nos recuerda su apelación francesa, vis a jour. Precisamente en Francia, coincidiendo con el renacimiento de la arquitectura clásica se realizan una serie de escaleras de caracol abovedadas, en vis de Saint Gilles. Los tratados franceses, comenzando por De L’Orme, y siguiendo por, Jousse, Derand, Milliet Dechales, De la Hire, De la Rue, Frezier, Rondelet, Adhémar o Leroy, entre otros, recogen en sus escritos el modelo y coinciden en reconocer la dificultad de su trazado y el prestigio que adquirían los canteros al elaborar este tipo de escaleras. El modelo llega nuestras tierras en un momento histórico de productivo intercambio cultural y profesional entre Francia y España. Vandelvira, Martínez de Aranda y Portor y Castro analizan en sus tratados la “vía de San Gil”. En la provincia de Cádiz, en la Iglesia Mayor de Medina Sidonia, se construirá el más perfecto de los caracoles abovedados de la España renacentista. También en la provincia de Cádiz y vinculadas, posiblemente, a los mismos maestros encontramos un curioso grupo de escaleras abovedadas con generatriz circular horizontal. A pesar del extenso catálogo de escaleras presentes en la tratadística española, no aparece ninguna que muestre una mínima relación con ellas. Desde el punto de vista de la geometría, estamos ante uno de los tipos de escaleras que describe Choisy en El arte de construir en Bizancio. Se trata de escaleras abovedadas construidas por hojas y lechos horizontales. Los caracoles abovedados tendrán también su versión poligonal: la vis Saint Gilles quarré o el caracol de emperadores cuadrado en su versión vandelviresca. Las soluciones que dibujan los tratados son de planta cuadrada, pero la ejecución será poligonal en los raros ejemplos construidos, que se encuentran exclusivamente en Francia. Su geometría es compleja: el intradós es una superficie reglada alabeada denominada cilindroide; su trazado requiere una habilidad extrema y al ser un tanto innecesaria desde el punto de vista funcional, fue muy poco construida. Otro tipo de escalera habitual es la que Vandelvira y Martínez de Aranda denominan en sus tratados “caracol exento”. Se trata de una escalera volada alrededor de un pilar, sin apoyo en una caja perimetral y que, por lo tanto, debe trabajar en ménsula. Su función fue servir de acceso a espacios de reducidas dimensiones como púlpitos, órganos o coros. Encontramos ejemplos de estos caracoles exentos en el púlpito de la catedral de Viena y en España, en la subida al coro de la Iglesia arciprestal de Morella en Valencia. El largo repertorio de escaleras de caracol prosigue en los tratados y en las múltiples soluciones que encontramos en arquitecturas civiles y religiosas en toda Europa. Hasta varios caracoles en una sola caja: dobles e incluso triples. Dobles como el conocido de Chambord, o el doble husillo del Convento de Santo Domingo en Valencia, rematado por un caracol de Mallorca; triples como la triple escalera del Convento de Santo Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela. La tratadística española recogerá dos tipos de caracoles dobles, el ya comentado en una sola caja, en versiones con y sin machón central, definidos por Martínez de Aranda, Juan de Aguirre, Alonso de Guardia y Joseph Gelabert y el caracol doble formado por dos cajas diferentes y coaxiales. Vandelvira lo define como Caracol de Emperadores. Será el único tipo de caracol que recoja Cristobal de Rojas en su Teoría y Práctica de Fortificación. No hay duda que las escaleras de caracol han formado parte de un privilegiado grupo de elementos constructivos en constante evolución e investigación a lo largo de la historia de la arquitectura en piedra. Desde el cantero más humilde hasta los grandes maestros catedralicios las construyeron y, en muchos casos, crearon modelos nuevos en los pergaminos de sus propias colecciones o directamente sobre la piedra. Estos modelos casi experimentales sirvieron para encontrar trabajo o demostrar un grado de profesionalidad a sus autores, que les hiciera, al mismo tiempo, ganarse el respeto de sus compañeros. Gracias a esto, se inició un proceso ese proceso de investigación y evolución que produjo una diversidad en los tipos, sin precedentes en otros elementos similares, y la transferencia de procedimientos dentro del arte de la cantería. Los grandes autores del mundo de la piedra propusieron multitud de tipos y variantes, sin embargo, el modelo de estereotomía tradicionalmente considerado más complejo y más admirado es un caracol de reducidas dimensiones construido en el siglo XII: la Vis de Saint Gilles. Posiblemente ahí es donde reside la grandeza de este arte.

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La fortaleza de Arcos de Jalón, en el extremo suroriental de la actual provincia de Soria, fue uno de los castillos construidos o reutilizados durante la Baja Edad Media como defensa del territorio castellano en el límite con el aragonés. La raya de Aragón fue fortificada con un sistema de castillos y ciudades amuralladas que tuvieron su utilidad durante los diversos conflictos acaecidos en esa época. El castillo que es objeto de nuestro estudio defendía el valle del Jalón, vía importantísima de comunicación entre el valle del Ebro y los valles del Tajo y del Duero. En la comunicación se exponen los fundamentos constructivos de la fortaleza atendiendo principalmente a las técnicas y los procesos constructivos desarrollados desde la interpretación de los indicios constructivos legibles en sus muros, atendiendo especialmente, por su singularidad, a los muros de mampostería con verdugadas de ladrillo.

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Tradicionalmente se ha aceptado que el tiempo de reacción (TR) ante estímulos sonoros es menor que ante estímulos visuales. Sin embargo, planteamos la hipótesis de que el TR ante estímulos visuales sea más rápido que ante estímulos sonoros, lo que cobra gran importancia en algunas pruebas deportivas. Se analizaron las diferencias en el TR electivo manual según estímulos sonoros y visuales en una muestra suficiente de sujetos físicamente activos, relacionando factores como el género, el nivel de práctica deportiva y el deporte practicado. El diseño del estudio fue de tipo correlacional, participando 80 voluntarios, con una edad media de 22.6 ±3.7 años. Para la medición del TR se utilizó el programa SuperLab®, comparándose el TR ante estímulos visuales y sonoros por cada sujeto participante. Los resultados obtenidos muestran que el TR medio fue significativamente menor ante estímulos visuales que ante estímulos sonoros. Así mismo, los varones presentaron un TR significativamente más corto que las mujeres para el TR visual, no siendo significativas estas diferencias para el estímulo auditivo. No se registraron diferencias significativas según estímulo para el resto de factores estudiados. Finalmente se presentan sugerencias de futura indagación en base a los hallazgos obtenidos.

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En 1929 aparece el primer número de AA (L’architecture d’aujourd’hui), en 1932 existe un número-Monografía sobre los hermanos Perret, escrita por Pierre Vago, en 1946 se consolida como revista mensual y bajo la fundación de Andre Bloc. El primer número de AA que tengo en mi biblioteca es el número 34 (febrero-Marzo) de 1951. Mediante la lectura observada de una colección como AA, la determinación de unos capítulos representativos y la elección de imágenes de su tiempo se explican estos 57 años de arquitectura, cuyos resultados de un proceso temporal disfrutamos desde hace aproximadamente veinte años. A principio de los años cincuenta un grupo de jóvenes arquitectos, denso e intercomunicado en los congresos CIAM se propone situar la realidad de la arquitectura en los principios y realidades de su tiempo y de los que se intuyen futuro. Resultados de la Segunda Gran Guerra no son solo tragedias humanas sino gran investigación y desarrollo concretada industrialmente, enormes movimientos de personas en Europa y una sociedad enormemente optimista en USA, todo esto producirá las grandes transformaciones sociales de los 60’ y sus concreciones tecnológicas, políticas y desarrollo. Muchos arquitectos, publicaciones, concursos o decisiones políticas o privadas han producido el catalogo de arquitecturas de estos años, desde el CIAM IX hasta el POMPIDOU, desde la casa GEHRY hasta el KUNSTHAL, desde BRASILIA hasta SIDNEY, desde COPLEJIDAD Y CONTRADICCIÓN hasta DELIRIOS DE NY, desde OSAKA hasta MUNICH. En todas han existido un esfuerzo enorme por concretar la realidad de nuestras aspiraciones desde las puramente ideológicas de introspección social, hasta las concreciones de imagen directa. Varias líneas he abierto en mi proceso de investigación, las he llamado “anillos” porque todas estas líneas tienen similitud con los “anillos de crecimiento” de los árboles en cuanto a como se presentan en la estructura de formación y ha la cantidad de información no solo interna sino externa que aportan sobre la estructura árbol, su medio y la historia. Igual que podemos saber las temperaturas o las pluviometría que cubrieron Europa en la edad media solo estudiando los anillos de crecimiento de nuestro árboles (su grosor), de igual forma repasando LOS CONCURSOS y sus resultados que existieron en los últimos cincuenta años, podemos entender las aspiraciones y concreciones de las sociedades y sus arquitectos en este tiempo. Cuatro capítulos, los mas determinantes son los elegidos para dar cuerpo a una TESIS de tamaño capaz: Las ideas, el futuro, las referencias y el presente son los capítulos que de forma visual intentan explicar el fruto arquitectónico, sus aspiraciones y sus concreciones. Las ideas sin ninguna duda, pertenecen a los padres de nuestro tiempo, son las del Team X, la reflexión sobre lo perecedero, las realidades programáticas, densidades o lo publico-privado son solo planetas en el universo de sus ideas. El futuro lo trazaron aquellos que empezaron a investigar, concretar o reflexionar sobre la incidencia tanto de los procesos industriales con sus nuevos materiales como de las nuevas concreciones urbanas que los movimientos migratorios producirían en las ciudades. Las referencias son las bibliotecas de carácter informativo-visual que han generado nuestro inventario icónico. El presente son las imágenes de referencia de nuestro tiempo-mediático, no solo las produce un arquitecto (en este caso R.Koolhas), pero si que es verdad que en las imágenes arquitectónicas de OMA se concreta todo el catalogo de arquitecturas del presente. ENGLISH SUMMARY The fisrt AA (l´Architecture d´Aujourd´hui) issue was published in 1929, three years later, in 1932, a monographic issue on Perret brothers was written by Pierre Vago and in 1946 the magazine was strongly established as a monthly publication under the direction of André Bloc. The oldest copy I own on my bookshelves is nº 34 printed in February-March 1951. While carefully reading a collection such as AA we are able to extract representative chapters and images that can explain a linear process lasting 57 years of fruitful architectural production of which consequences we have been enjoying the past twenty years. In the early fifties a compact group of young architects linked by the CIAM congress decided to encompass architectural reality to the needs and principles of their time. Not only big human tragedies arose from the Second World War but also some of the fastest industrial inventions due to a powerful will to development, that altogether with european migrations and a high standard of optimism in the United States headed to the peak transformations of the sixties and their technological and political development. A bunch of architects, magazines and architectural competitions sided by political and private decisions produced the architectural catalogue of those years, from CIAM IX to the Pompidou art centre, from Gerhy´s house to the Kunsthal museum, from Brasilia to Sidney, from “Complexity and Contradiction“ to “Delirious NY” and from Osaka all the way to Munich. All of them carried a vast effort towards the concretion of will, from social introspection to a more effective development of images. Several paths run across my investigation, namely “the rings”, as they tend to behave as a growing structure like a tree trunk, providing internal and external information not only of the vegetal element but also of the environment and events crossing its time. In the same direction as we are able to predict the weather in the Middle Age by means of studying our forests, we can use the architectural competitions ant their results for the past fifty years to understand the will and ambitions of these developing societies and their architects. To give shape to a sizeable thesis the selected information has been packed in four chapters: Ideas, Future, References and Present, each of them structured as an Image bank visualizing the architectural product, its will and specific ambition. The first group, Ideas, is devoted entirely to the step-fathers of present architecture, with ideas that belong to TEAM X and embrace the reflection about the transitory, the programmatic reality, density or the public-private debate as wandering planets of their ideal universe. The second group is dedicated to a Future that was traced by those engaged on industrial processes and new material investigation together with some others exploring new urban concretions brought to existence by the pressure of the after war migrations. The third group, References, have been shaped as a stock-list containing all our iconic cross-references. The last group, Present, brings together the icons of this media-time we live in and not only those produced by one single architect (Rem Koolhaas) even if his production embodies all architectural references at the moment.

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Las variables demográficas a nivel mundial y en especial en Europa, muestran que en los próximos años se producirá un envejecimiento de la población. Esta evolución se debe a las bajas tasas de natalidad sostenidas durante las últimas décadas y a las mejoras de la esperanza de vida. Las sociedades desarrolladas se enfrentarán a la necesidad de sostener a una cada vez mayor población mayor con un menor número de personas en edad de trabajar. Por otra parte, a medida que las grandes generaciones se aproximan a la edad de jubilación las empresas se van a enfrentar a una escasez de trabajadores con conocimientos para reemplazar a los que abandonan la vida laboral.La solución para que los sistemas de pensiones sean sostenibles y evitar esa escasez de recursos es prolongar la vida laboral de las personas (sobre todo si tenemos en cuenta que el estado de salud general de los individuos también ha mejorado notablemente). Este informe intenta pulsar la opinión de empresas y empleados en lo que respecta a esta posibilidad. Se profundiza en las condiciones que harían más apetecible para los empleados mantenerse activos por más tiempo así como en las circunstancias que harían rentable y ventajoso para las empresas conservar a sus trabajadores AGE (Activos de Gran Experiencia) en el empleo. A la vista de los resultados obtenidos se proponen determinadas políticas que podrían resultar útiles a ambas partes. Se selecciona el sector energético español por ser uno de los sectores más maduros de la economía y tener, por tanto, plantillas con una edad media elevada.

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Objetivo: Analizar el grado de relación entre cuatro pruebas que valoran la funcionalidad de la marcha en sujetos jóvenes con daño cerebral adquirido (DCA) en fase subaguda y conocer el grado de relación entre estas pruebas y la percepción subjetiva de seguridad en actividades de la vida diaria. Metodología: 67 participantes jóvenes con DCA en fase subaguda (43 hombres y 24 mujeres) con una edad media 35,09 años. Se realizó estadística descriptiva de todas las variables demográficas: género, edad, IMC, meses desde que se produjo la lesión y etiología lesional. Para analizar si existe correlación entre las variables se utilizó el coeficiente de Pearson. Resultados: El Timed 10-Meter Walk presenta una correlación muy alta con Timed Up and Go (TUG) (r=093), alta con el 6-Minute Walk Test (r=0,77) y moderada con el Step Test (r=0,56). El 6-Minute Walk Test presenta una correlación alta con el TUG (r=0,82) y una correlación moderada con el Step Test (r=0,69). El Step Test presenta una correlación moderada con el TUG (r= -0,68). The Activities-specific Balance Confidence Scale (ABC) presenta una correlación moderada con el Timed 10-Meter Walk (r=0,42), TUG (R=0,40), 6-Minute Walk Test (r=0,40) y Step Test (r=0,44). Conclusiones: Las pruebas de funcionalidad de la marcha presentan una correlación significativa entre moderada y muy alta en personas jóvenes con DCA. El ABC presenta una correlación significativa moderada con las cuatro variables de funcionalidad de la marcha analizadas en esta población

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Objetivo: Analizar la relación entre el nivel de actividad física registrada y el percibido en población con discapacidad física mediante acelerometría y cuestionario, así como estudiar las diferencias evaluadas con ambos instrumentos según nivel de actividad física personal y otras variables como el género o uso de la silla de ruedas. Metodología: La muestra la componen 37 sujetos con discapacidad física (28 hombres y 9 mujeres), con una edad media de 38 ±10,9 años. Se dividió a la muestra en tres grupos en función del número de horas de actividad física semanal: sedentarios (S, n = 8), practicantes habituales (PH, n = 13) y practicantes de alto rendimiento (AR, n = 16). Los sujetos llevaron un monitor metabólico de actividad física SenseWear Pro Armband (SWA) durante siete días, las 24 horas. Una vez retirado, se administró el cuestionario Physical Activity Scale for Individuals with Physical Disabilities (Escala de Actividad Física para Personas con Discapacidades Físicas) para medir la actividad física percibida, recogiéndose también datos antropo-métricos y personales. Resultados: La correlación de Pearson (n = 37) mostró relación entre el PASIPD y las variables METS promedio (r=0,52; p<0,01), gasto energético en activo (r=0,35; p<0,05) y duración de la actividad física (r=0,53; p<0,01). El PASIPD (en MET hr/día) arrojó los siguientes valores según grupo: S 8,55 ±4,35; PH 12,99 ±5,88; AR 27,41 ±19,66. Según grupos, el SWA registró, entre otras variables, los METs promedio (S 1,35 ±0,26; PH 1,46 ±0,19; AR 1,70 ±0,18) y la duración de la actividad física (S 10:33:07 ±07:47:42; PH 12:59:32 ±07:21:38; AR 22:22:26 ±07:58:58). El ANOVA mostró diferencias (p<0,05) entre grupos para el PASIPD y las citadas variables del SWA. Conclusiones: Este estudio confirma la idoneidad de utilizar de forma combinada un cuestionario y un monitor metabólico de actividad física en población con discapacidad física para la evaluación del nivel de actividad física en esta población

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Los intercambiadores de transporte son pieza clave en la movilidad, en particular cuando se combinan viajes de larga distancia con los de acceso y dispersión. La buena conexión entre ambas partes de un viaje de larga distancia pueden hacer más o menos competitivas las alternativas de transporte público. En el proyecto HERMES del 7 PM de la UE, se ha analizado la eficiencia de varios intercambiadores de transporte. La primera parte del proyecto se centra en analizar la visión de diferentes stakeholders en el diseño, gestión y elementos del intercambiador. Por otra parte, se ha realizado una encuesta a viajeros en los intercambiadores de autobús y ferrocarril, permitiendo identificar la percepción de los usuarios sobre los elementos del intercambiador, así como sus pautas de movilidad de acceso y dispersión, en función de los servicios de transporte utilizados. Se han analizado qué elementos funcionales del intercambiador son más valorados, cuáles son los sistemas de información clave y qué otros servicios se demandan. Por otra parte, se han encontrado relaciones significativas entre algunas variables del viaje y de tipo socioeconómico, como modo principal con el de acceso y dispersión, modo con motivo de viaje y nivel de renta, etc. Se concluye que los intercambiadores deben tener un diseño específico dependiendo del tipo de usuario; así los viajeros del tren de alta velocidad valoran en primer lugar el tiempo de viaje y conexión, mientras que los de autobús valoran sobre todo los precios reducidos. La edad y ocupación de los usuarios también cambia. Los primeros realizan en su mayoría viajes de negocio y tienen una edad media superior a los 40 años, mientras que los de autobús viajan por motivos personales y son más jóvenes.

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La energía basada en turbinas hidráulicas de reducida potencia es, a menudo, un ejemplo- modelo dentro del campo de las energías renovables desde su aparición a finales del S. XIX, aunque los ingenios precursores surgen mucho antes. Entre los testimonios más antiguos destacan la saqia o rueda persa y la rueda hidráulica romana que había sido previamente implementada en Extremo Oriente, y que después llega a Europa a través de Egipto. Más tarde, durante la Edad Media y el Renacimiento, se generaliza el uso de los molinos hidráulicos, además de los eólicos. Ejemplos de ello son las norias de Alepo (Siria) y de Córdoba (España). Otro caso interesante es el de los molinos de regolfo en la Península Ibérica e Iberoamérica, muy cercanos en su forma y fundamentos a las turbinas hidráulicas. Algunos de estos ingenios siguen activos en los ríos de España. Posteriormente los estudios de Euler, Burdin y Fourneyron prepararon las bases para el definitivo avance de Pelton, Kaplan, Francis, y otros, pero ya como máquinas motrices de los generadores eléctricos. En la actualidad, se admite como límite superior para minihidráulica aquellas centrales con una potencia instalada de 5000 kW, y considerando que cuando las potencias son inferiores a 100 kW se denomina micro hidráulica, aunque en Latinoamérica este límite se fija en 20 kW. El estudio del recurso hídrico, ayudado del geotécnico, constituyen la base sobre la que podremos proyectar el aprovechamiento hidroeléctrico: selección del tipo de central dentro de la tipología disponible, diseño y cálculos de la turbina, obra civil necesaria (azud, presa, canal, tubería forzada, edificio, aspiración, desagüe, etc.) y equipo electromecánico. El proyecto tecnológico se complementa con el estudio de impacto ambiental y de viabilidad económica. Muchos de estos proyectos tratan de reducir la falta de acceso a la energía en poblaciones desfavorecidas, entendida esta carencia como un factor determinante de la pobreza. Así la energía mini y micro-hidráulica adquiere un nuevo valor como tecnología para el desarrollo humano.

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La habitación rupestre en la Península Ibérica conforma un amplio conjunto de manifestaciones cuyos orígenes son difíciles de dilucidar. Existen conjuntos primitivos, posiblemente horadados durante la Antigüedad Clásica y Tardía, y otros que probablemente se originaron y excavaron en la Alta Edad Media, en los que se mezclan grupos de origen religioso y otros de probable uso defensivo. El conjunto peninsular es sin duda el más variado de Europa Occidental, pues recibió influencias árabes y usos de la cristiandad antigua, importados de Oriente Próximo, que por tanto relacionan estas manifestaciones con otras del arco mediterráneo. La supervivencia del uso de las cuevas a lo largo de la Baja Edad Media -una vez afianzada la Reconquista- es una incógnita, pero los usos rupestres volvieron a generalizarse en ciertos sectores de la Península durante la Edad Moderna, toda vez que el hábitat cuevero manifestó una eclosión relacionada con la peripecia de los moriscos, primero desterrados de sus habitaciones en el Sur y Este peninsular y luego expulsados en los albores del siglo XVII. Los que quedaron, nominalmente conversos, debieron habitar de nuevo cuevas en sus lugares de origen. Esos núcleos son los más abundantes, particularmente en la provincia de Granada y aledañas. Este substrato fue seguramente el punto de apoyo para la proliferación de las cuevas de habitación a partir del siglo XIX, en el cual un creciente proletariado agrícola y urbano necesitó de alojamientos baratos y no hizo sino imitar usos preexistentes, que se pueden rastrear en muchos de los núcleos rupestres que sobrevivieron mayoritariamente hasta bien entrado el siglo XX, y que se abandonaron gradualmente a partir de los años 60 de esa centuria. Para entonces, existían barrios de cuevas extensos en muchas provincias, destacando, aparte de las andaluzas, ciertas zonas de la Cuenca del Ebro (aragonesa, navarra y riojana), del arco periurbano de Valencia, del Sur de Madrid, de la Mancha toledana, o de las provincias de Albacete, Guadalajara, Murcia e incluso de Palencia. Los núcleos antiguos se excavaron -en razón de su origen dedicado a defensa y refugio- en lugares poco accesibles, que mayoritariamente se dan en relieves anfractuosos, en las orlas marginales detríticas y carbonatadas de las cuencas terciarias y en terrenos más antiguos de la geológicamente denominada Cuenca Vasco Cantábrica, en las cuales florecieron centros de eremitismo del primitivo condado de Castilla. También son lugares inaccesibles los riscos asomados a cantiles fluviales, cuya regularización morfológica natural ha sido causa de la ruina de múltiples hipogeos que se labraron con las mismas intenciones de refugio, defensa o retiro espiritual. Los núcleos modernos se han excavado ya en terrenos más propicios (los que componen las cuencas terciarias o "España arcillosa", mayoritariamente), y por ello observamos cómo abundan las litologías sedimentarias, que son aquellas en las que se horadaron casi todas las "colmenas" de habitación moderna en la Península. En unos casos y otros, existen rasgos comunes en lo relativo a la litología y comportamiento de los materiales excavados, y también en lo relativo a su evolución, meteorización y conservación. Se han estudiado por ello estas pautas comunes -como un posible avance para el establecimiento futuro de estudios de geoconservación del patrimonio rupestre habitado-, que se traducen en la determinación de los procesos de meteorización más característicos en los antros de la Península Ibérica -sean modernos o antiguos- y en la determinación de las relaciones más habituales entre geomorfología y tipología de las cuevas de habitación. También se exponen algunas conclusiones relativas a la resistencia de los tipos pétreos en relación a la antigüedad de los emplazamientos. Esta relación se explica bien si tenemos en cuenta que las cuevas antiguas trataban de ser lugares apartados en los que dominan rocas más resistentes -como se ha explicado- y que en las modernas se ha buscado la habitación permanente, en los materiales más blandos ocupan las depresiones terciarias del Centro, Este y Sur de la Península, colonizados no ya como refugios sino de modo seguro, y ya en arrabales "extramuros" de las ciudades. Geomorfológicamente, esta razón histórica tiene consecuencias sobre la posición de las cuevas, sobre su organización, y sobre su conservación. La extensión del dominio estudiado obliga prácticamente a bosquejar algunas de estas conclusiones geológicas, pero permite a su vez proporcionar una visión global acerca del patrimonio troglodítico desde una perspectiva geológica, y en ello radica la principal novedad de la investigación. Cave dwelling in the Iberian Peninsula comprises a great deal of examples whose origins are sometimes difficult to elucidate. There are primitive groups of caves, probably belonging to Classical and Late Antiquity, and other settlements that appear to have been created and excavated in the Early Middle Ages. Some of them are due to religious reasons and some others may probably have served for defensive uses. The Peninsular group is very likely the most diverse in Western Europe, for it was not only influenced by Arabs, but it also assimilated uses from the Antique Christendom, imported from the Middle East. In this sense, Iberian cave dwellings connect with those of the Mediterranean area. There is not total certainty about the survival of caves serving for dwelling throughout the Late Middle Ages, once the Reconquista was a fact. However, underground excavations for human habitation were once again dispread in certain zones of the Peninsula during the Early Modern period. This growth of underground habitats appears in connexion with Morisco’s vicissitudes; first of all, their removal from their settlements in South and Eastern Peninsula, and finally their expulsion from Spanish territory at the very beginning of XVII th century. Those of them who rested in Spain –and that were nominally “converts”- seem to have returned to cave dwelling in their places of origin, particularly in the province of Granada and its neighbouring zones. This substrate may have been the toehold for a new spreading of cave dwellings since XIX th century, when the increasing rural and urban proletariat returned to the pre-existent uses of caves in order to solve the necessity of affordable housing. This fact can still be detected in many of the rock settlements that have survived during a great part of the XX th century and which were gradually abandoned from the 60´s onwards. There were important cave dwelling districts in many Spanish territories by that time, and not only in Andalusia. We also find them in certain areas of the Ebro basin (those of Aragon, Navarra and La Rioja), in the peri-urban arc of Valencia, in the South of Madrid province and also in the provinces of Toledo (the so called “Mancha toledana”), Albacete, Guadalajara, Murcia or even Palencia as well. Due to their defensive and refuge uses, primitive underground habitats were dug in hardly accessible places. The majority of them are located in mountainous and rough areas, when not in the marginal borders of Tertiary basins, where coarse detritic and carbonate formations outcrop. Cave dwellings can also be found in more ancient rock masses, such as those of the Basque Cantabrian Mesozoic Basin, which is the area where hermit centres of the primitive County of Castile first flourished. Cliffs surrounding fluvial valleys are as well inaccessible places, but here we find that geological evolution has caused the destruction of many rock sanctuaries and cliff dwellings that were originally dug with the same purposes of defence, refuge and spiritual retreat. Later modern cave settlements were dug in quite more favourable terrains, mainly in the soils that compose the Tertiary basins, generally known as “España arcillosa” or “Clayey Spain”. Therefore, we find abundant sedimentary fine and medium grained lithologies, which are the ones that have hosted the majority of Modern Era warren cave dwellings in the Iberian Peninsula. Actually, both types of cave dwelling share some standards regarding the lithology of the excavated materials, and they share as well certain patterns that affect to their evolution, weathering and preservation. These common patterns have been studied here in order to determine the most characteristic weathering processes that affect the majority of the Iberian caves, both Antique and Modern. And also with a view to establish the most habitual relationships between geomorphology and typology of cave dwellings. The study may as well provide a first basis for future studies on geo-preservation of cave dwellings heritage. We also reach some conclusions about the strength of different rocks concerning the antiquity of the sites. As we have already pointed out, this relation comes from the fact that ancient caves were placed in remote or isolated locations, where harder rocks outcrop, while more modern ones result from people´s search of permanent dwelling. In this sense, the softer rocks of the Tertiary Basins of Middle, East and South Peninsula provided a secure colonization to this second and modern group. And moreover, considering geomorphological features, this historical reason has had an effect not only on the position and location of the caves, but also on their organisation/structure/distribution and preservation. The huge extension of our domain of interest almost forces to sketch out some of these geological conclusions. But at the same time it gives a global panorama of Spanish troglodyte heritage, seen from a geological perspective. And here is the main novelty of this research.

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La raya o frontera entre las Coronas de Castilla y Aragón fue fortificada con un sistema de castillos y ciudades amuralladas que tuvieron su utilidad durante los diversos conflictos acaecidos en la Baja Edad Media. Esta frontera se mantuvo en constante litigio desde la reconquista del territorio a principios del siglo XII y su definición y defensa fue una de las preocupaciones de los monarcas castellanos. Durante los siglos XIV y XV, tras el advenimiento de la dinastía Trastámara, esta zona sufre un proceso de enajenación de los territorios realengos en favor de su señorialización, lo que supone un nuevo impulso constructivo de castillos señoriales mudéjares. Algunos de estos elementos fortificados se construyeron con fábricas encofradas de tapia de tierra o de cal y canto. Entre los primeros destacan los castillos de Serón de Nágima y Yanguas —ambos residencias señoriales mudéjares— construidos completamente en tapia de tierra, y algunos elementos en los de Arcos de Jalón, Torre de Martín González o las murallas de Ágreda. Por su parte, algún tramo de las murallas y parte del castillo de Soria, algunas fábricas del castillo de Vozmediano, las murallas de la villa fortificada de Peñalcázar y el castillo de Peroniel del Campo se levantaron con fábrica de tapia de cal y canto. A través del análisis de las improntas constructivas conservadas en estos ejemplos sorianos y de la puesta en paralelo con otras fábricas encofradas contemporáneas, aunque fuera del ámbito de estudio, se realiza una lectura constructiva de los procesos y las técnicas medievales de construcción en tapia. El objetivo de la presente comunicación es conocer las técnicas constructivas de una selección de estos castillos para interpretar la actividad edilicia de ese momento histórico y analizar su sistematización dentro del contexto histórico, geográfico y arquitectónico de los enfrentamientos fronterizos entre las coronas de Castilla y Aragón en el ámbito de la actual provincia de Soria. El análisis parte de un estudio dimensional y tipológico-constructivo en el que se atiende a las principales características de las fábricas de tapia para interpretar los procesos constructivos. Muchos de estos castillos han sido estudiados con anterioridad someramente sólo con herramientas historiográficas. Las conclusiones del análisis constructivo se confrontan con el análisis historiográfico con el fin de revisar la datación de algunos castillos, en la que se han observado errores o inexactitudes en las distintas fuentes consultadas. Se ha apreciado, así mismo, una falta de estudio que comprenda estas fortificaciones como participantes en un sistema territorial y en esto el estudio constructivo también colabora al analizar la sistematización constructiva. La comunicación avanza algunas conclusiones del análisis profundo, completo, general, ordenado y sistemático de la historia de la construcción de fortificaciones bajomedievales en la frontera de Castilla con Aragón en la actual provincia de Soria.

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El río Ebro confiere a su paso por Navarra un carácter fisiográfico singular. Las comarcas de La Ribera y Tierra Estella son también distritos administrativos seculares: Merindad de Estella y Merindad de Tudela. El río determina una notable frontera a lo largo del borde suroeste navarro. Ésta ha sido fijada en su emplazamiento actual a lo largo de la historia. Sin embargo, la llamada Ribera Baja, mantiene navarras ambas márgenes. El paso del puente -acaso romano- de Tudela y la influencia de tan importante ciudad la ha preservado desde tiempos medievales frente a los intereses de los reinos vecinos durante la edad media. La influencia de esta región en las comunicaciones peninsulares es notable. Para explicar la permeabilidad de comunicaciones es necesario acudir a otros pasos, de menor orden e importancia, pero de contribución decisiva en las comunicaciones del reino con la Meseta y Castilla.